COMUNIDAD FRATERNA

"Nuestra Congregación es una verdadera Comunidad de vida y de misión: Comunidad de Fe, de Amor fraterno y de Servicio apostólico, tres dimensiones esenciales y constitutivas de la misma y única realidad.


COMUNIDAD DE FE Y DE ORACIÓN
La vivencia de la fe y de la oración es la primera dimensión de nuestra vida comunitaria. Porque, ante todo, somos creyentes en Jesús y nos sabemos convocadas por el Espíritu para vivir como hijas del Padre.

COMUNIDAD DE AMOR FRATERNO
Jesús que nos ha llamado y nos sigue llamando "a vivir con Él", al estilo de los Apóstoles, compartiendo su vida y su misión, es el lazo más fuerte que nos une también entre nosotras, como los sarmientos están unidos a la vid. Esta común-unión de todas y de cada una con Él y en Él, se alimenta, sobre todo, en la Eucaristía y se expresa en unas relaciones fraternas transidas de caridad, de espíritu de servicio y de disponibilidad de todo lo que somos y tenemos. Nuestro estilo de vida está marcado por la sencillez y, sobre todo, por el espíritu de familia.

COMUNIDAD APOSTÓLICA
Tenemos y cumplimos en la Iglesia una misión apostólica que realizamos en su nombre. Esta misión la ejercemos, ante todo, con el testimonio de nuestra vida consagrada en fraternidad, con nuestra oración, y también con nuestra actividad apostólica, de manera especial en la visita a los pobres en sus casas.

Las Constituciones son, para nosotras, expresión estable de nuestro Carisma y Misión en la Iglesia, que supone y exige una real y progresiva configuración con Cristo Pobre y Evangelizador de los pobres, en el misterio de su amor misericordioso, simbolizado en su Corazón y proyectado en los más necesitados de la sociedad.

Fuimos llamadas por Dios para vivir el misterio del Corazón de Cristo, y llevar su conocimiento y amor a los más necesitados, en misión de servicio y caridad. Como Hijas de su Corazón, debemos presentar a los pobres una fisonomía propia, que les haga descubrir en nuestro servicio el amor misericordioso que Cristo les tiene.

Nuestras Constituciones nos marcan el camino a seguir, y son para nosotras expresión de la voluntad de Dios.

HERMANAS MAYORES
Consideramos la presencia de Hermanas ancianas o enfermas, en nuestras Comunidades, como una garantía de la bendición de Dios. Han de encontrar, en todas las demás, entrañable amor fraterno, comprensión y cuidado, y muestras de sincera gratitud por su vida y por su entrega al servicio de la Iglesia en la Congregación. Ellas, por su parte, mediante la oración y la entrega, hacen suyas las actividades y preocupaciones apostólicas de la Comunidad, aportando la experiencia y el testimonio de su vida.